jueves, 10 de diciembre de 2009

Historias de torturas y otros detalles no comentados del juicio en el Caso Paya, que sigue hoy



Santo Domingo.- Cuando el ex oficial de la Marina de Guerra Jorge Luis Chalas Jorge dejó entre ver que los organismos investigativos, en presunta confabulación con el Ministerio Público, tienen instalado un centro de torturas en la intersección de las avenidas Máximo Gómez y San Martin, la mayoría de los que estaban en la sala de audiciencias del Primer Juzgado de la Instrucción no se inmutaron.

Probablemente estaban más atentos a otros detalles.

Después de todo, otros imputados en el caso Paya ya habían revelado detalles de los modernos métodos de interrogación utilizados, alegadamente, por los investigadores: golpizas en la espalda a presos atados a un palo en un monte en horas de la madrugada, meterle la cabeza en una funda plástica y meterle una cebolla en la boca a los interrogados y, hasta abrir una fosa con un pico y una pala para decirle al sospechoso que "te vamos a enterrar ahí si tú no hablas".

Quizás por eso pasó desapercibido cuando Chalas Jorge habló del aislamiento al que fue sometido y de esas quemaduras que le hicieron en los brazos para obligarlo a firmar una "confesión" que, según el imputado, "nunca salió de mi boca".

Pero hay un detalle que resulta más interesante, como aquel de que a Chalas Jorge lo "obligaron" a firmar un documento "yo no se protegiendo a quien".

El ex oficial de la M. de G. es señalado por el general Edwin Dominici como la persona que le habría dado la mayoría de los detalles del planeamiento y ejecución de la matanza y el tumbe de Paya.

Dominici, en su exposición de la pasada semana, no mencionó en ningún momento lo de las presuntas torturas a Chalas Jorge ni a otro imputado apodado El Capi, Andrés Berroa.

Así las cosas, el país está asistiendo a un juicio preliminar en el que están brotando versiones de cómo habría sido ejecutada una mataqnza arrancadas a sospechosos tras secuestrarlos y luego torturarlos.

Hasta ahora, es la palabra del investigador experto contra la de los acusados. Estos últimos muestran en sus cuerpos las señales de las torturas.

Realmente, ¿Son los que están en el banquillo de los acusados los reales asesinos despiadados y sanguinarios que ejecutaron a los siete colombianos de Paya y dejaron por muerto al nicaragüense?

O ¿Son otros a los que, según Chalas Jorge, hasta el Ministerio Público podría estar protegiendo?

Hasta ahora, los acusados, todos, han sido juzgados y condenados por una opinión pública que no se ha animado a contrastar las versiones y unos medios de comunicación que, cuando "informan" solo presentan una cara de la moneda: la de la acusación.

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