A propósito de una discusión, que aún permanece en este medio, acerca de Cabrera y Manuel Jiménez, tema que nunca se dilucidó a este nivel, tiene que ver, aparentemente, con el comportamiento, la intención y el interés, si a cualquiera de estas actitudes la acompaña la mala formación, al menos en la actividad política.
No lo creo.
Pero con quienes he hablado, sobre el muy afable Jacobo Colón, tienen la opinión de que se trata de un ser muy dado a las discusiones, y quienes no, lo definen como un defensor acérrimo de cualquier posición que le suponga algún beneficio personal.
Sobre ninguna de las dos opiniones me atrevería a externar una opinión concluyente, a falta de sustentación.
No lo creo.
Pero hay quienes dicen que Jacobo Colón defiende todo menos a su comunidad.
Dicen que él defiende hasta al propio demonio si eso le pudiera generar algún beneficio.
Yo no lo creo.
Pero me han dicho que Jacobo Colón es capaz de venderle, no digo yo el alma, sino…
No, no lo creo.
Lo que yo creo es que el muy sonriente de Jacobo, al no tener formación peledeísta, aunque tenga una buena formación personal, está haciendo daño al PLD con su continua búsqueda de temas conflictivos entre los dirigentes de este partido.
Yo no lo sé.
Pero hay quienes me dicen que el muy amable de Jacobo proviene de una parcela política que adolece de esos síntomas.
Yo, por el contrario, pienso que el muy admirado de Jacobo Colón obedece al criterio del inteligente litigador.
No tengo ningún comentario extra.
Sólo que ayudemos al amigo Jacobo a convertirlo en un verdadero peledeísta.
Y, aunque esta no es una plegaria, sino un llamado a que se modere,
Termino diciendo,
Amén.
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